5 errores comunes al migrar a contenedores

5 errores comunes al migrar a contenedores

 

Los contenedores se han convertido en una tecnología imprescindible para las empresas que desean modernizar su infraestructura informática, ya que ofrecen mayor flexibilidad y portabilidad que las máquinas virtuales. Sin embargo, es importante ser consciente de ciertas ideas equivocadas, como que los contenedores son una simple secuencia «lógica» de servidor físico > servidor virtual > contenedor. En este artículo, veremos 5 de los errores más comunes que se deben evitar al configurar contenedores.

 

1. Pensar que un contenedor es igual a un mini VM

El primer error común es considerar que un contenedor es equivalente a una pequeña máquina virtual (VM) y que funcionará de la misma manera en cuanto a infraestructura. Los contenedores son, ante todo, procesos aislados basados en el sistema operativo subyacente, y su formato transportable mediante imágenes los hace más ligeros, flexibles y rápidos de (re)arrancar que una máquina virtual. Esto les permite mejorar la alta disponibilidad y resistencia de una aplicación en caso de fallo de un componente subyacente o por simple mantenimiento, pero más allá de los aspectos infraestructurales, también permiten replantear fundamentalmente la forma en que se despliegan las aplicaciones y posibilitan un escalado más eficiente. Como consecuencia, han relegado a un segundo plano los métodos de migración tipo P2V o “lift & shift”, que marcaron la era de la máquina virtual. 

 

2. Confundir la contenerización con los microservicios

El segundo error más común es confundir la contenerización con los microservicios. La contenerización es una técnica para empaquetar una aplicación y sus dependencias en una imagen y ejecutarla en un contenedor. Los microservicios son una arquitectura de software que consiste en dividir una aplicación en servicios pequeños e independientes, por lo que el formato contenedor es ideal para ello. Aunque a menudo y de forma bastante natural se asocian los dos, es importante considerarlos como dos proyectos potencialmente distintos para adoptar la mejor estrategia y evitar embarcarse sistemáticamente en métodos y herramientas específicas para microservicios. 

 

3. No tener en cuenta el almacenaje y la gestión de datos

El tercer error común es no tener en cuenta la gestión de datos. Los contenedores son efímeros, lo que significa que los datos escritos durante la vida del contenedor se perderán cuando se destruya, por ejemplo, cuando se reinicie. Existen soluciones de almacenamiento de datos persistentes para todo tipo de necesidades, por lo que es importante hacer balance de sus usos para elegir la solución adecuada que maximice el rendimiento, la disponibilidad y la integridad sin disparar los costes. Esto puede significar adaptar la aplicación, por ejemplo, en el caso del almacenamiento de objetos, o seleccionar la tecnología de almacenamiento adecuada, sin olvidar, por supuesto, las copias de seguridad.

 

4. Descuidar el flujo de trabajo de despliegue de la aplicación

El cuarto error es descuidar el flujo de trabajo de despliegue de aplicaciones y la gestión de versiones. Por un lado, no solo es necesaria la cadena CI/CD, sino que también hay que revisar el ciclo de vida del entregable (gestión de liberación de imágenes) y los manifiestos de despliegue, a menudo en forma de helm chart versionado en el caso de Kubernetes. Debemos integrar la noción de gestión de parches para estas imágenes, el mantenimiento de los gráficos, definir nuestra política de etiquetado, etc.

Durante la fase de implementación de la aplicación, el objetivo también es apuntar al esquema de drain resistant application, lo que implica una alta resiliencia, tolerancia a errores momentáneos (dependencias de servicios) y los reinicios más rápidos posibles de los distintos servicios. 

 

5. Centrarse en la gestión y el despliegue del orquestador

El quinto error común es centrar la mayor parte del esfuerzo en la gestión y el despliegue del orquestador, que es un trabajo de infraestructura que puede dispersarse demasiado debido a la riqueza del ecosistema. Aunque el orquestador es un elemento clave en la implementación de contenedores, es esencial no sacrificar otros temas para que la transformación tenga éxito, como el flujo de trabajo de despliegue de aplicaciones, el flujo de trabajo de construcción de imágenes, la optimización y la gestión de recursos, sin olvidar la seguridad a nivel de contenedor. Lo óptimo es centrarse en las necesidades y repartir el esfuerzo entre todos ellos. También es importante concienciar sobre el enfoque Cloud Native y ser capaz de cuestionar sus procesos y su organización para poder adaptarse.

 

En conclusión, la implementación de contenedores puede aportar muchos beneficios, pero es importante abordar el tema desde el ángulo correcto y evitar estos errores comunes. Es crucial comprender que los contenedores no son una solución mágica para reducir costes o mejorar la resiliencia de sus aplicaciones sin esfuerzo, y que requieren una planificación e implementación cuidadosas para cosechar sus beneficios. Sin embargo, se pueden maximizar las ventajas de los contenedores y minimizar los riesgos al evitar estos cinco errores comunes.  

 

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